sábado, 26 de marzo de 2011

Las llaves del closet: ¿Te gusta el amor sin sexo?

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¿Nuestras generaciones son más propensas al sexo sin amor? ¿Es una práctica común hoy en día? ¿Somos completamente capaces de separar el amor del mero acto carnal? Esas y otras cuestiones me atañen a raíz de concentrar pensamientos en el tema.

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Se Pretende con estas líneas aportar apenas un par de ideas al respecto, sin proponerlas, claro está, como la única y necesaria verdad sobre el tema. Últimamente, entre amigos y colegas me entero de casos muy interesantes.

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Que si cuando ligamos nuestros primeros pasos nos dirigen al sexo (entiéndase sexo como relaciones sexuales). Que, si de tanto salir e intimar con nuestro ligue, la posibilidad de entablar relaciones sexuales desaparece antes de insinuarse. Que si entramos al juego del sexo por placer y perdemos al enamorarnos, o lo jugamos tanto como para perder la capacidad de sentir amor. Incluso, jugamos a querernos enamorar sin pensar siquiera en sexo… ¿Así o más complicado?

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Para algunas personas el amor y el sexo son indisociables. Otras describen las relaciones como una necesidad fisiológica más; una forma, entre muchas otras, de comenzar una relación humana (amorosa o no); incluso hay quienes se refieren a ellas como una actividad innecesaria del ser humano.

Sabemos de sobra lo importante de la sexualidad. Somos seres sexuados y no se trata sólo de nuestra capacidad de reproducción, sino de las formas de expresar nuestra vida entera. Por medio de la sexualidad dejamos ver de nosotros mucho: personalidad, sentimientos, actitudes, gustos y disgustos, etc.

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Queda claro entonces, las relaciones sexuales no son innecesarias, sino todo lo contrario. Ahora bien. ¿Cuando las tenemos estamos únicamente satisfaciendo una necesidad fisiológica? Aunque habrá quien lo afirme, ejercer nuestra sexualidad es mucho más. He ahí el problema con el amor y el sexo, pues, la mayoría de las veces (más las féminas que los varones, tema que da para otra colaboración), tenemos relaciones y amamos o nos enamoramos al mismo tiempo.

No para todos la opción es dejarse al placer, pues en ello se van embarrados los amores. Sin embargo hay quienes, con menos complicaciones, llevan plenamente sus relaciones sexuales, parcial o totalmente separadas de los sentimientos amorosos. Se vale, por qué no. Cada quien sabe por donde se cuelan sus pulpas, y si para algunos(as) lo mejor es separar el sexo del amor, fenomenal. Habremos de ver después los resultados de ese estilo de vida, aunque dudo sea nutritivo o enriquecedor en otro ámbito, además del sexual.

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Pero ¿cómo entender y reaccionar ante estas circunstancias cuando nos toca vivirlas? Estamos inmersos en esa posibilidad más que nunca. Hoy, en el estreno encontramos la satisfacción; es un pecado aburrirse y entre más consumimos (porque todo, incluso nosotros, somos mercancía) más queremos y, conocemos gente en los perfiles de Hi5 o Myspace con increíble facilidad. Tener sexo sin amor, hoy es más probable. Tal vez hasta común. Sin hacer de ello por lo tanto una norma, una moda o una regla de la vida.

Se trata pues de comunicación con nuestras parejas. No hay más. Así de simple. La fórmula para saber si estamos propensos a tener sexo sin amor es: escuchar y ser escuchado. Podemos ser excelentes amantes, amigos o vecinos, pero jamás adivinos. Por lo tanto preguntemos de las necesidades del otro(a) y expresemos las nuestras.
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Así, aclarar si andamos en busca de una relación estable, donde además de sexo queremos amor, es la clave para acercarnos o alejarnos de las relaciones sin afecto. Al hablar, establecemos acuerdos mutuos con nuestra pareja para determinar aquello que nos complazca y complazca al otro(a), es decir, si estamos o no de acuerdo en entablar una relación de sexo sin amor.

Para finalizar esta colaboración, me queda decir un par de cosas. El sexo es para todos como todos son para el sexo (léase la frase con todas sus posibilidades interpretativas). Se vale tener relaciones sexuales sin amor, por supuesto, lo que no se vale es jugar con los sentimientos de nuestra pareja; por ello es fundamental la comunicación previa. Y si ya estás metido(a) en estos líos, un consejo se me ocurre decir: cuando el caso es que el (la) enamorado(a) eres tú, no sabes ciertamente si eres correspondido(a) y ya tuviste más de una relación sexual con tu pareja; considera darle fin al enredo. Seguramente es lo mejor para ti, y digo para ti porque si tu pareja no se ha tomado la molestia de preguntarte cómo te sientes y qué piensas, es que probablemente lo único que buscaba en ti era sexo.
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Cuando el caso es que, con quien sales lo único que te enloquece es las hormonas, lo mejor es la honestidad. Dile la neta, que sólo te interesa un free “buena onda”, acá, rico, tal vez romántico, pero nada más: tienes de dos sopas, te dice que sí y franquean sensacionalmente o, te da las gracias y pasa. Es duro, lo sé, pero mucho mejor que las mentiras y los gatuperios, causa posterior de heridas profundas en el corazón.

Y, si lo tuyo es experimentar, pues adelante. Nada más ten presente las reglas, no jodas si no quieres ser jodido. La ley de herodes aquí no encaja. Usa siempre condón para prevenir las ITS o embarazos. Y, si sientes que el amor toca tu puerta y con quien te acuestas no despierta del encanto tibio de las sábanas, entonces no la abras más que para poner el letrero de “No molestar, hoy no requiero servicio al cuarto”. Así ninguno sale herido. Retírate a tiempo.

Por: Vladimir Charry

1 comentario:

  1. El sexo es rico,lo puedes tener sin amor,el amor es maravilloso,y si tienes sexo con el ser amado,es lo mejor,pero cuando se va quien amas,aunque no tengas sexo con el,lo sigues amando y tal vez mas.

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