lunes, 14 de marzo de 2011

Las llaves del closet: Tú puedes superar los insultos y la homofobia

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El temor a lo desconocido nos hace actuar (a todos nosotros) de formas un tanto extrañas: a veces a la defensiva, a veces en forma agresiva. Y la homofobia es en sí un miedo, es este mismo temor a lo desconocido, a lo ajeno: a lo que el heterosexual no es y, por lo tanto, es una forma de discriminación.
La tolerancia y la aceptación del prójimo como alguien diferente de uno mismo es la única manera de lograr una completa integración, ya que se trata de aceptar que hay personas que son, simplemente, lo que nosotros no somos. Y esta es una calle de doble vía: es hora de aceptarnos todos, homosexuales y heterosexuales, como seres diferentes e iguales en derechos y respeto.

La homofobia y los insultos son, en muchos sitios, una moneda corriente en las comunicaciones diarias. Ya sea como un absurdo cómico en las artes, o como una palabra ofensiva cometida por temas totalmente diferentes. Pero, si tú estás orgulloso de quién eres, esas palabras te pasan por debajo de los zapatos. El asunto de real interés es llegar a ese punto de aceptarte, y de no dejar caer tus brazos ni tu integridad por la ignorancia o la violencia de otra persona.

Ante una agresión, se debe pensar antes de actuar. Siempre es así: responder con golpes, insultos más graves u otras formas de violencia sólo te hace bajar hasta el nivel de ridiculez que demuestra tu agresor. Debes aprender a confrontarlo, a ponerlo de nuevo en un lugar de ubicación, sin convertirte tú también en abusador. Claro que también debes observar los detalles de todo esto, pues contestarle con altura a un ebrio será vano y no te conducirá a ninguna parte. A veces, lo mejor es alejarte, dejar que el otro sea en su papel tan burdo como así lo desee, y no dejarte vencer por palabras sin sentido.

Pero, claro está, a veces no se trata de una discusión en el bar, sino de repetidos actos de violencia y discriminación. Quizás te convenga recurrir a las armas de la defensa civil: infórmate dónde solicitar ayuda, aprende sobre tus derechos como ciudadano y, de ser necesario tomar acciones legales, consulta antes con un profesional experimentado en este tema.

En España la legislación para los derechos civiles y humanos de homosexuales es un asunto en constante crecimiento; sin ir más lejos puedes recurrir por ayuda al colectivo LGTB de tu comunidad para asesorarte y estar prevenido.

La legalización del matrimonio y de la identidad legal sentaron un verdadero ejemplo de integración y aceptación y, aunque aún no ha sido aceptada e incorporada, la ley de protección de derechos homosexuales presentada por la ONU camina hoy a pasos acelerados… es sólo cuestión de tiempo.
También debes tomar nota del lugar donde se efectúa esta agresión, puesto que si es en tu trabajo, tienes cláusulas y legislaciones que te protegerán. Puedes acudir, si este fuera tu caso, a tu superior o al responsable de Recursos Humanos de la compañía para presentar estas demandas, o siquiera para introducir quejas ante el primer indicio de discriminación o agresión verbal o física.

Aquellos que han sido víctimas de agresiones debidas a su sexualidad han requerido de una gran cuota de valentía y de seguridad propia para salir adelante. Y es que el insulto por una mala acción es comprensible (aunque tampoco es aceptable), pero la agresión realizada tan sólo por ser alguien diferente es incomprensible. Por ello, la terapia psicológica y la participación de la víctima en los grupos de ayuda son recursos muy valiosos para afrontar estas crudas situaciones que pueden, incluso, hacerte sufrir los síntomas del estrés post-traumático. No dudes en buscar ayuda, verás que hay muchos como tú, buscando no dejar caer su autoestima ni su valor.

POR ALFREDO CARRION

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